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DESDE EL TINTERO
Por Mona Lissa.
Es mes del amor y la amistad, sí, hasta aquí han llegado las líneas que la pandemia han permitido por lo pronto.
Y así ocurrió durante el encierro no anunciado el día de Santa Claus, luego los Reyes Magos nunca llegaron, ni la primavera, ni el día del niño, ni el día de la Madre ni del Maestro, ni del Padre. Hace un año ya que pernoctamos en esta rara o quizá estúpida situación, enmarcada de soledad y luto, de soledad y rabia, desesperación y más soledad.
Fiestas, convites, ágapes, felicitaciones y abrazos de propios y extraños nos fueron arrancados para no contagiarnos… Letras escondidas estuvieron ante la incertidumbre dictada por el más maléfico o estúpido que hubiera parido la humanidad. Zozobra, miedo y tristeza han inundado la humanidad en este tercer milenio de «raciocinio».
Los ejércitos sucumbieron de lo que antes eran sus armas y disciplinas para defender la paz y la seguridad de sus propios países; y han perdido su esencia hoy día ante la ante la GUERRA BACTERIOLÓGICA invisible que hoy ataca a todos los países grandes y chicos, pobres y poderosos. Guerra no anunciada cuando se declaró a toda la humanidad.
Los motivos, la hora y el lugar no fueron anunciados y esto tomó por sorpresa a todos, reprobable desarrollo en primer término, debatible debiera ser por tanto para los tratados internacionales, obsoletos hoy quizá. Las situaciones y acuerdos de guerra pulverizados fueron con tal acción, y a decir verdad no es más que el el defensor estúpido de un imperialismo el que se niega a sucumbir ante las nuevas exigencias de la globalización, esencia y pensamiento de libertad.
Encerrados en nuestro pensamiento estamos; y han pasado semanas para que mis palabras pudieran volver a esta insólita realidad, ver a los gobiernos callar a la gente, correr a mis amigos, enemigos y vecinos cocinados que apenas el corazón de la tierra dejan, y a los autos oír con sus amos cuál bestias a su resguardo. Encerrados estaba en mis pensamientos ante la relación de mantener un sistema económico, torpe, egoísta y al final estúpido.
De verdad que la ambición del capital es el peor mal que predomina aún en la mente mezquina del todopoderoso, sí, a eso juegan los emprendedores de todo lo que hasta ahora se ha visto, sin pretender causar más enconos que el devastado ánimo ni arrimar leña al fuego, pero como en toda guerra habían tratados internacionales suscritos, interrogante de estas líneas son ¿quién subsanará, restaurará lo que desde un laboratorio cocinó y que mantiene en un hilo nuestra existencia?
Después de la tempestad deberá llegar la calma, la risa dice un dicho, pero como otro contagio esperamos ante la silenciosa guerra, ¿quién pagará como comúnmente se dice «los vidrios rotos», los daños que ha causado por miles de millones esta pandemia? Creo que deberíamos como comunidad responsabilizar a alguien pues no es cosa menor el habernos aislado por un año a casi toda la humanidad misma, destruido nuestras economías y desolado nuestros callejones de placidez y armonía, nuestras tradiciones y felicidad, ¿quién nos ha robado el 2020?
¿Dónde está la OTAN, las Naciones Unidas?, ¿dónde quedaron mis ahorros del año, mis ganancias de mi trabajo no realizado, no comprado, donde irán a parar los productos que manos y fuerzas crearon, dónde están mis alegrías arrebatadas? No queremos más, más de lo mismo: capitalismo, no quiero su estúpido virus y su estúpida vacuna, al diablo Séneca o como se llamen…
Donald Trump se ha ido, las economías cortadas de tajo han quedado, las vidas se reinventan, y en México para sus elecciones se prepara; ojalá ahora sí las mentes del electorado cambien ante las estupideces ocurridas antaño por sus malas decisiones y que en la miseria este pueblo arrastra su historia.
¡Despierta San Luis!
Hasta la próxima.
febrero 4, 2021