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San Luis Potosí
viernes, octubre 3, 2025

LOS PROBLEMAS QUE VERDADERAMENTE PREOCUPAN

Los problemas que verdaderamente preocupan. Un comentario personal en torno a los problemas más apremiantes de la localidad.

Está fuera de toda duda, que hoy por hoy, dos son a saber los temas que más preocupan a todos en la localidad; primero, la seguridad; y segundo, la disponibilidad de agua. La cosa es que independientemente de las diferencias políticas y/o de opinión que caracterizan a una sociedad tan plural y diversa como lo es la de San Luis Potosí, no hay prácticamente ningún ciudadano que no se haya topado de lleno con la experiencia de padecer por cuenta propia el deterioro que ambas cuestiones han acusado en la última década.

La idea de que dos temas tan cruciales como agua y seguridad tengan cosa de diez años, –si no es que más–, persistentemente aumentando en gravedad, nos tiene necesariamente que confrontar a reconocer que por distintos motivos, ha habido una atención deficiente de la cuestión entre distintas administraciones y/o niveles de gobierno; el resultado ya conocido por todos, es que en la actualidad con todas las salvedades que se quieran considerar, nuestros números en seguridad, así como en escases y/o disponibilidad de agua, son muy parecidos a los de localidades mucho más grandes como la propia Ciudad de México.

Y si bien es cierto que no cabe culpar de todo el estado de la cuestión a los gobiernos que actualmente administran el poder del Estado en la localidad, –porque nada se deteriora de la noche a la mañana–, no es menos cierto que su apuesta pública por dedicar muchos recursos del erario a la promoción de eventos culturas y/o ferias de todo estilo y temática, como al propio turismo local y nacional, deja mucho que desear si a la par de este esfuerzo, no se ha hecho todo lo consecuente para terminar de resolver de forma consistente los problemas que más preocupan a todos; ¿qué por qué insisto en el tema?

Sencillo, se antoja difícil pensar que la gente de la localidad y de otros puntos del país realmente nos quiera considerar por más promoción turística que hagamos, para venir a San Luis Potosí, en tanto sigamos sin poder resolver cuestiones tan cruciales como agua y/o seguridad, porque temas del estilo pegan a todos por igual. Desde luego, cada cual tiene siempre la posibilidad de preguntarse si estos son o no realmente los problemas que más le preocupan. Pero es difícil negar que se esté o no de acuerdo con los gobiernos de turno, a todos directa o indirectamente nos ha tocado padecer el peso de tales problemas.

Poco o nada importa que se quiera argumentar que la cuestión a la que refiero no es privativa de San Luis Potosí, y que de hecho existen localidades en las que las cosas son mucho más graves y/o problemáticas, como es que hacen muchos de aquellos que comulgan con los gobierno de turno. Para pretender con ello lavarle las manos y/o eximir de responsabilidad a aquellas administraciones con las que por afinidad personal o interés se identifican.

En ese sentido, he de reconocer que con suma frecuencia cuando toco estos y otros temas parecidos, más de uno termina por asumir que de temas del estilo se ocupan sólo quienes están muy pendientes de la política, o acaso aquellos que por su propios intereses, permanecen de continuo documentándose sobre el devenir de lo público. Sin embargo, la centralidad de temas como la seguridad y/o la disponibilidad de agua, se encuentran enclavados nos guste o no, la práctica totalidad de las preocupaciones que diario nos cruzan por la mente a todos.

Porque hay que decirlo claramente: temas del estilo le preocupan a todos, tanto al que tiene, como al que no tiene; como le preocupan, –o debieran preocuparle–, a quien toma decisiones en el nombre de todos, como a quien sólo se ocupa de sí mismo o los suyos. Nadie debería quedar por su centralidad, indiferente a su carestía. Lo de menos es decir que si nos quedamos sin agua, con toda seguridad terminaremos llamando a una pipa, ni que decir del sinfín de precauciones en las que nos vemos inmersos de diario, sólo para salir a la calle sin morir en el intento. Porque si se trata de decir las cosas como en realidad son, sin distingo de trincheras partidistas, hace mucho que el tema de la seguridad, dejó de ser un asunto exclusivo de las horas y/o las zonas por las que se transita: el punto es que no hay prácticamente ningún cuadrante de la localidad en la que el común de las personas puedan dar por descontado que no les pasará nada.

Por culpa de temas tan cruciales como cotidianos, es que se paga de más para volver a casa con seguridad, cuando a la noche o madrugada la inseguridad, obliga a recurrir, ya lo mismo a aplicaciones de desplazamiento, que a taxis, por no hablar, –cuando hay las condiciones para ello–, de hacerse con un vehículo propio, porque para variar, existen amplias zonas de la ciudad en la que incluso a horas comerciales, no hay ruta de transporte público que cubra la zona, sin hablar de que cuando las hay, pasan cada que les da la gana. Por culpa de temas así, es que se paga doble y/o se gasta tiempo y esfuerzo en resolver la ausencia y/o deficiencia de cuestiones que debieran estar resueltas. Pero en cambio son tan deficientes, que es casi un milagro que lleguen a funcionar.

Parece mentira que por más gobiernos que van y vienen, la localidad siga mostrando cada día peores perspectivas en temas tan cruciales como agua y seguridad. ¿Será tan difícil que los gobiernos de todos los niveles y/o colores posibles por fin se animen a atender el tipo de problemas que más severamente padecemos todos? Digo, no hace falta ser un experto para entender que gobernar sólo pensando en ocurrencias y/o ferias o conciertos que promuevan la imagen turística de la localidad, no sólo no ha resuelto nada, sino que encima ha terminado agravado los problemas que hoy padecemos.

De últimas habría que decir que si la simple utilidad práctica de resolver tales problemas, no resulta suficiente para la clase política tradicional, nada convence más a un potencial electorado de votarles, que la idea de que cuentan con gobiernos que genuinamente escuchan y/o atienden sus necesidades más apremiantes. Que vamos, si no lo hacen por la utilidad de tener servicios que verdaderamente funcionen para todos, que al menos lo hagan por el interés de captar la voluntad del electorado en las próximas elecciones.

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