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viernes, abril 26, 2024
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DENZEL WASHINGTON ES HOMBRE EN LLAMAS

Recordar la película “Hombre en Llamas”, nos permite reflexionar sobre la cruda y violenta crisis de inseguridad que, desde hace mucho tiempo azota al país.


Rodeado por un elenco de talentosos actores, DENZEL WASHINGTON en el papel de JOHN CREASY, el personaje central de esta historia, se adentra en las oscuras y peligrosas entrañas de la delincuencia organizada de la imponente Ciudad de México.


Una Ciudad de México, que se presenta como una postal con movimiento, donde las personas avanzan entre la multitud, ante la indiferencia total del resto de la población; donde las vistas panorámicas hacen lucir las iglesias estilo colonial y las modernas vialidades urbanas; donde contrastan las lujosas zonas residenciales con los olvidados cinturones de miseria; donde los delitos se cometen a plena luz del día, a la vista de todos, y, aun así, se pierde el rastro del delincuente.


Esta historia nos muestra un claro ejemplo de cómo se enmarañan los grandes conflictos sociales, cómo se coordinan las estructuras criminales, cómo se infiltran los delincuentes entre la clase empresarial, cómo se corrompen los cuerpos policiacos, cómo se amenaza al gremio periodístico, y cómo se sufre un secuestro.


Hombre en Llamas no es un guion tendencioso, ni constituye una crítica política al gobierno de la Ciudad de México ejercido entre el año 2000 y el 2006. No es una película que traiga aparejada la intención de golpear a ningún líder político. Sería una locura pensarlo así. Hombre en Llamas es una película de acción, que efectivamente, aborda un preocupante problema para la sociedad mexicana, pero lo hace con mucho respeto hacia la figura de las víctimas, y desmenuza el tema del secuestro con seriedad y prudencia.


El planteamiento de la historia obedece a razonamientos convincentes para el espectador. Las actuaciones son magistrales. La musicalización es inmejorable. Los diálogos son el inevitable puente para el desenlace.


En forma paralela con la historia central, podemos ver el drama interior de un hombre solitario, un militar norteamericano en retiro, quien se define a sí mismo como el cordero que se perdió; un hombre al que no le pesa la ráfaga de fuego externa, ya que lleva las llamas por dentro como un gran pesar; un hombre que siente dentro de su cuerpo el fuego ardiente que no lo deja vivir, ya que se pregunta si algún día recibirá el perdón por lo malo que ha hecho en su vida; un hombre que a través de la biblia busca reencontrarse con Dios, pero siente que en realidad, carece de razones para vivir.


En estas condiciones, JOHN CREASY, quien circunstancialmente se convierte en custodio privado, y quien es visto como un oso triste por PITA, la pequeña, inteligente y también solitaria niña que cuida, tiene el potencial para escalar por los distintos niveles de la organización que ejecuta el secuestro de PITA.


JOHN CREASY hace realidad lo imposible, y se lanza en busca de todos y cada uno de los responsables del secuestro, y contraviene una norma constitucional con la que se limpia gran parte de la suciedad del sistema de procuración e impartición de justicia en nuestro país: Nadie puede hacerse justicia por propia mano.
Posdata:
¿Y tú?
¿Ves la mano de Dios en lo que haces?

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