La primera impresión que no se olvida.
El Arq. Hilario Leal Quistían, presidente municipal de Mexquitic de Carmona, S.L.P., cumple sus primeros 100 días de gobierno y esto tiene un significado simbólico ya que se interpreta como la medida del poder y de la capacidad de gestión que tiene. Estos cien días son indicadores que se toman para analizar: la funcionalidad del cabildo, la estructura del gabinete, las herramientas con las que cuenta la administración, el presupuesto y las acciones llevadas a cabo. Veamos:
Estamos ante un cabildo de caras nuevas, pero con los mismos vicios, nada nuevo, sin voces claras de oposición y críticas, tal vez la disidencia está en el mismo bando. En cuanto a los directores y directoras de la administración, un equipo que raya entre la improvisación y la escuela vieja del toñismo, muchos de ellos con un ego desmedido y revanchista, otros con la motivación serena y entusiasta de hacer bien las cosas, claro, con los cortos presupuestos.
Sabemos que se recibió una administración en bancarrota, cómo la saben dejar los antecesores, con un ingreso de tan sólo 20 millones de pesos para concluir el año fiscal 2021, donde el presidente tuvo que echar andar la maquinaria que diera seguimiento a la vida institucional de la presidencia, uno de los principales problemas ha sido el de la basura, que por generarse diariamente, la dirección de ecología es insuficiente ya que cuenta con 3 camiones chatarra y un tiradero en constante peligro. Problema que sigue pendiente.
Mientras vimos un gobierno estatal que celebró la navidad a lo grande, el municipio no libró hacer posadas mas que para dos o tres comunidades en extrema pobreza, sin cobijas ni despensas, una plaza raquíticamente alumbrada y con estampas de papel con motivo de las fiestas decembrinas.
Y es que tuvo que priorizar, por lo que evidentemente prefirió por pavimentar ciertas avenidas principales, entre ellas Ejido Moras, Orilla del Río, Cruces y Carmona, Camino de Palmar Primero a Corte Primero, Calle de San Rafael de Corte Segundo, se rehabilitaron dos avenidas, se realizaron obras en el jardín de niños de las Moras y otra en el Ejido Álvaro Obregón, se destinó más recurso para concluir la obra del pozo de agua de Derramaderos para darle funcionalidad y hasta le alcanzó para finiquitar a trabajadores y directores de la administración anterior.
El presidente municipal tuvo que recurrir a gestionar medicamentos a nivel estatal y federal, que aunque no es obligación del municipio, la salud sigue siendo una tarea pendiente del estado.
La seguridad pública ha sido otro tema delicado, para más de 50 mil habitantes, se cuenta con tan sólo 21 elementos de policía, tres patrullas y comandancia y media. Esto sin señalar que, hasta hoy, la dirección de seguridad pública no cuenta con un director como lo establece la ley.
Seguimos viendo una administración que no cumple con los elementos de transparencia pública que, aunque se haya hecho el esfuerzo de realizar una consulta para elaborar el plan de desarrollo municipal, los perfiles, las decisiones y acciones siguen siendo ajenas a la mayoría de la población.
En términos generales y a manera de conclusión, vemos a un presidente si animoso, porque los golpes han estado al orden del día, inclusos los de llevarlo a rediles contrarios, pero personajes como el Secretario General y el mismo Secretario Particular, que lo maniatan y no permiten ver claro quien es el que manda en la presidencia municipal. Estos 100 días que no fueron fáciles, le deben de servir para reflexionar hasta donde puede él mismo llegar.
¿Qué más le faltaría? Un posicionamiento político e institucional frente al desarrollo inmobiliario que ya está en puerta, mano dura contra el personal administrativo soberbio, transparencia en el ingreso y egreso de las finanzas públicas, y como prioridad, al menos a título personal, tomar acciones concretas para facilitar el acceso a la justicia a las mujeres y niñas del municipio.
